





Imagina un día que comienza entre los colores de Abha y termina por encima de sus nubes, un viaje diario de ocho horas lleno de magia y descubrimientos diseñado para todos.
Desde el momento en que inicies tu viaje con nosotros, sentirás que este no es un día cualquiera. Te daremos una cálida bienvenida y juntos emprenderemos un comienzo inolvidable en Art Street, donde los colores adornan las paredes y la creatividad abunda en cada rincón.
Una escena que despierta los sentidos e inspira el alma, anunciando que tu día en Abha ha comenzado con una hermosa melodía.
Desde el arte hasta la fragancia del pasado, nos dirigimos al Mercado Patrimonial de los martes, un mercado rebosante de vida e historias. Allí descubrirás artesanías ancestrales elaboradas por tus antepasados y tocarás productos locales que reflejan la generosidad de la tierra y su gente. Cada paso que das te transporta a una historia de otra época.
Luego ascendemos cada vez más alto hasta llegar a la cima de As-Sawda, el punto más elevado del Reino, donde te encuentras por encima de las nubes. La niebla te envuelve, la brisa fresca acaricia tu rostro y la naturaleza a tus pies es un paisaje impresionante que no se ve todos los días. Caminas entre los árboles y los acantilados como si estuvieras inmerso en un sueño.
Tras esta dosis de naturaleza, regresamos a las profundidades de la historia en el antiguo pueblo de Tabab. Sus casas antiguas, caminos de piedra y ambiente auténtico cuentan la historia de una región que conserva con orgullo su historia.
En medio de toda esta belleza, es el momento de disfrutar de una auténtica comida local, con sabores sureños que se quedan grabados en la memoria antes que en el paladar, servida según el horario de su excursión, para completar su día con la energía de la calidez y el buen gusto.
Y si surge la oportunidad, nos elevamos a gran altura a través de los vagones suspendidos; una experiencia asombrosa que combina altura, tranquilidad y vistas que solo pueden ver aquellos que eligen vivir la aventura.
Luego, al anochecer, nos dirigimos a la ciudad alta, donde nos sentamos con una vista encantadora de las montañas y bebemos té y café en una atmósfera tranquila, como sacada de un cuadro de fantasía.
Al final del día, nos despedimos de ti con la esperanza de volver a encontrarnos, pero Abha en realidad no se despide de nadie; su belleza y su espíritu permanecen contigo.
Un viaje que aunó arte, naturaleza y patrimonio en una historia inolvidable.